Hubo un tiempo en el que Varosha era una ciudad próspera, famosa, destino de muchas personalidades del mundo del espectáculo internacional. Sus playas de arena fina y aguas cristalinas con clima mediterráneo eran una atracción que generaba grandes ingresos a la isla; esta condición se reflejaba en los numerosos hoteles y altos edificios que se comenzaba a construir.
Entre 1970 y 1974, Varosha se había ganado el puesto de destino turístico internacional, Elizabeth Taylor era una de sus concurrentes habituales entre varios otros.
Pero un día todo cambió, las tropas turcas desembarcaron en las costas chipriotas hacia 1974. Varosha fue deshabitada espontáneamente y desde entonces nadie más la ha ocupado. Diversas resoluciones ha prohibido el asentamiento de personas que no hayan nacido en ese lugar. Y allí yace, lo que en algún tiempo fue la meca del glamour de Chipre hoy está reducida a edificios vacíos y calles desiertas, esperando en silencio que los humanos decidan su destino. Un fuerte vallado cuida que ningún extraño se adentre pero aún así existen varias personas que se han aventurado a hacerlo con una cámara y han podido retratar el lugar. Un sitio que parece detenido en el tiempo, desde aquel día en el que sus habitantes abandonaron su hogar y nunca regresaron.
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